Paulo Futre se formó en las categorías inferiores del Sporting de Lisboa y desde allí pasó al FC Porto, con el que debutó en 1984. La siguiente temporada, cuando contaba con apenas 19 años, disputó con Os Dragões el trofeo Teresa Herrera, en los que eran los primeros pasos de una fulgurante trayectoria que le llevó a guiar a los portugueses hasta su primera Copa de Europa, conseguida en 1987, año en el que fue distinguido con el Balón de Plata.
Con el tiempo se convirtió en una especie de trotamundos, jugando para el Atlético de Madrid -donde aún hoy es un ídolo- en dos etapas diferentes, Olympique de Marseille, Reggiana, AC Milán, West Ham United y Yokohama Flügels, donde se retiró en 1999.
Harry Redknaap cuenta en su biografía que Futre se negó a usar el dorsal 16 en un partido con el West Ham. “Eusébio 10, Maradona 10, Pelé 10, Futre 10, no la porquería del 16″, le espetó a los responsables del club londinense, que trataban de hacerle entrar en razón
No obstante, sus problemas de rodilla lastraron los últimos años de su carrera. En 1996 colgó las botas, aunque al año siguiente las descolgó para volver a jugar al fútbol en su idolatrado Atlético, aunque estaba ya muy lejos del nivel que le llevó a ser considerado como uno de los mejores jugadores de Europa.
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